Sábado

La nadadora. Acrílico sobre tela. 140 x 140 cm



Mariana. Acrílico sobre tela. 150 x 150 cm


Ante la duda todo. Acrílico sobre tela. 130 x 90 cm


Estrella. Acrílico sobre tela. 60 x 60 cm



La pesca. Acrílico sobre tela. 60 x 50 cm


Todo es amor. Acrílico sobre tela. 100 x 60 cm


Tesoro. Acrílico sobre tela. 80 x 80 cm


Margarita. Acrílico sobre tela. 150 x 150 cm


Puerta. Acrílico sobre tela. 182 x 127 cm


La playa. Acrílico sobre tela. 160 x 140 cm


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Los sábados son extraños .
El sábado me despierto con la sensación de posibilidad. Podés descansar o trabajar, limpiar y ordenar la casa, o podes tirarte a escuchar música, leer. Ir al parque, jugar, cocinar, hacer compras... yo durante varios sábados elegí pintar.
Todo empezó con Margarita y Mariana. En realidad habíamos planeado salir al campo por dos días. Íbamos a salir el viernes nosotras tres con Manuel y Gregorio, los pequeños, pero llovió tanto que no pudimos ir y en lugar de eso nos juntamos las tres el sábado en el taller.
Fue magia. Mi compañera de taller de 10 años y mi compañera actual. Al lado de ellas me hice pintora; me conocen desde que pintaba dedos blancos sobre fondo negro. Les dije chicas no se pintar más. No me acuerdo si me contestaron algo pero todas nos pusimos a pintar. Mariana ordenaba su taller también. Creo que vinieron sus alumnos y dio clases. Nos sacó fotos.
Los sábados devinieron pintura.
Una semana fueron pájaros de una National Geographic. Otra semana pinceladas grandes y celestes hicieron una cabezota. Otra vinieron esos seres que se miran con tantas miradas que no caben en ningunos ojos. Una persona feliz, envuelta y lista para llevar. A veces todo me remite al amor. Vino también una mujer, tomada de una foto que llegó por whatsapp.
La palmera era un palo de agua de pizzería de almagro, la heladera marca Quilmes quedó afuera del cuadro, apareció una estrella. Otra vez el amor. Embarrado.
Más miradas, y vino la nadadora un día a bucear; a tratar de descifrar...
Aún no pudo descifrar el misterio. Igual que yo, que los miro y sigo sin entender si volví a saber pintar, o si recién estoy empezando.
Eso sí, ahora sea el día que sea, cuando me pongo a pintar, es sábado.

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